sábado, 31 de octubre de 2009

"¿Matemáticas? Ufff...". Segunda parte: ¿por qué?

Como os contaba en la entrada anterior, mi historia con las Matemáticas es curiosa, porque tener que entrar en una ingeniería para darte cuenta de que ellas son tu verdadera vocación tiene un cierto aire de tragicomedia.

Si algún ser ajeno a este mundo de entes abstractos, cifras y letras (porque a veces tiene más de lo tercero que de lo segundo) busca por ahí qué son las Matemáticas, quizá se tope con la siguiente definición: "Las Matemáticas o la Matemática (del latín mathematĭca, y éste del griego μαθηματικά, derivado de μάθημα, conocimiento) es una ciencia que, a partir de notaciones básicas exactas y a través del razonamiento lógico, estudia las propiedades y relaciones entre los entes abstractos (números, figuras geométricas, símbolos)" (Wikipedia).

Sin embargo, espero que los que se dedican como yo a trabajar de un modo u otro con ellas estén de acuerdo conmigo en que la descripción anterior se queda demasiado corta. Sobre todo después de ver el siguiente árbol (para ampliar no pinchéis en la foto, sino en el link que está debajo):


Pues sí, amigos, esa monstruosidad son las Matemáticas: algo que ningún ser humano, por muy brillante que sea, será capaz de dominar y entender de forma completa. Lo cual es ciertamente triste, porque cuanto más aprendes de ellas más quieres aprender. Pensar que esa infinitud es inabarcable es como saber que existe el Paraíso y ser consciente de que nunca irás a él.

Las Matemáticas son perfectas en el propio caos que forman, lo cual no deja de parecerse a una de esas muchas paradojas que tanto apasionan a algunos matemáticos. Aun cuando si pudiéramos cogerlas y ponerlas sobre una mesa no aparentarían ser más que una masa informe y sin sentido, lo cierto es que al final aprendes a ver que esto que has entendido aquí funciona también con lo que te explicaron en la clase del otro día, y que este teorema encaja a la perfección con aquella propiedad de tal ecuación... Hasta están asociadas a cosas que nosotros no podemos ni siquiera imaginar pero cuya existencia puede demostrar simplemente porque no puede ser que no existan (por reducción al absurdo, por ejemplo). Todo está conectado entre sí.

Son frías y distantes. Puedes mirarlas durante horas, días, meses... sin que sean capaces de darte la más mínima pista para entenderlas. Es tu cabeza la que se adapta a ellas, y no al revés. Por eso puedes odiarlas, porque las Matemáticas están ahí, sin esperar que las comprendas. Se conforman con formar parte de todo cuanto nos rodea, desde el ordenador con el que os hago llegar todo esto hasta las infinitas dimensiones que componen la realidad.


La secuencia Fibonacci en la música (por Tool)


Pero también son agradecidas, y es que pocas cosas en esta vida producen tanta satisfacción como comprender. Estar simplemente pensando en algo y decir "Ya lo entiendo" o tener lo que se conoce como idea feliz es sencillamente gratificante. Además, forma parte de esas cosas que me hacen pensar que todos, en mayor o menor medida, tenemos implementadas las Matemáticas porque, si bien es cierto que hay razonamientos que pueden entrenarse, la mayoría de las veces es nuestro propio cerebro el que saca conclusiones. ¿Quién puso ahí esas ideas...? 

Quienes me conozcan desde hace años sabrán que yo no creía en Dios (aunque en lo que no creía realmente era en la Iglesia). Ahora no sabría decir si creo o no, pero si tuviera que jugármelo todo a una carta diría que sí (aunque de una forma muy personal), porque uno tiende a pensar en su ignorancia que algo tan perfecto no puede ser producto del puro azar. Leibniz dijo en su momento una cita reveladora acerca de este asunto:
Los números complejos son un refugio perfecto para el Espíritu Santo, son una especie de híbrido entre el ser y el no ser...

Y si es cierto que existe Dios (o como se le quiera llamar), me encantaría que me dejara usar su ordenador para poder ver lo que un simple humano no puede con sus propios ojos ni imaginar con su mente. Me gustaría poder contemplar el conjunto entero de números reales, llegar hasta el infinito y ver que la Conjetura de Goldbach es cierta, resolver las EDO's cuya solución no puede alcanzarse, saber si el Axioma de Elección es cierto o no, enseñarle a Jesús Gonzalo una base de Hamel... 

Por eso quiero ser matemático. Por eso y porque sólo un matemático es capaz de convertir la extravagante historia de una familia acaudalada (compuesta por cuatro hermanos que se dedican a manejar su dinero como les viene en gana) en un ejemplo de aplicaciones lineales; o de asegurarte que a partir de un balón de fútbol se pueden obtener dos exactamente iguales sin más que dividiéndolo en una serie de trozos y reagrupándolos mediante unos pocos giros; o de salir por la noche y asociar a cada persona con una aplicación lineal; o de ver una demostración y decir "Joder, qué elagancia"...

Supongo que ahora alguien se preguntará con más razón aquello de "¿Matemáticas? Ufff...", y no le culpo, pero lo que yo todavía me pregunto es cómo no me había dado cuenta antes de todo esto. ¡Un saludo y nos vemos en R3!

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