lunes, 4 de enero de 2010

Alucinante

-¡Oye tú, deja de seguirme!

Me quedo petrificado en mitad de la calle. La susodicha que camina delante de mí desde la salida del Metro se acaba de dar la vuelta y aún no puedo creer lo que me ha dicho.

-Pero... pero... -no se me ocurre qué decir, estoy en estado de shock.

La lumbreras gira de nuevo sobre sus talones y echa a andar, indignadísima. No puedo dejar que se vaya, sin más:

-¡Mira, imbécil, vivo en ese edificio de allí! ¿Te crees que porque lleves minifalda voy a ir perdiendo el culo detrás de ti?

Suspiro y me pregunto: ¿en qué mundo vivo?

YA HAY QUE SER GILIPOLLAS

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